Había en el ambiente mucha tensión, antes todo el mundo truequeaba con otras personas lo que cosechaban, pero ahora todo era tan escaso que cada quien guardaba lo poco que podía conseguir o cobraba por lo poco que tenía.
Grité fuerte y con voz grave “¡Aaarghhh!” él empezó a correr y yo lo perseguí. Le di una patada en la espalda y se tropezó en las escaleras.
Gretel Alejandra Dueñas Romo En cada mujer, entre el onfalocráter y el monte de venus, escondida, subterránea un poco hacia el sur vive Volcán, conocida por sus tejidos gruesos, calientes y de gran calidad. Esta es su histeria… Cuando Volcán era pequeña, comenzó a hacer […]
Estábamos viviendo tiempos difíciles: los precios de la comida estaban disparados, habíamos perdido la pequeña parcela en la que cultivábamos, mi mamá se veía obligada a emplearse en la servidumbre de las casas de la ciudad por unas pocas monedas y todo el mundo la trataba como inexistente por ser viuda.
Juana Belén de Mendoza, autora de estas palabras, fue escritora, periodista y luchadora social. Se opuso -en plena época porfirista- a las dictaduras, la iglesia y a la opresión de mujeres, población indígena y clase trabajadora.
La partera me dijo que ya no debía tener más, que la vejiga ya se me estaba cayendo por tanto escuincle. De todos modos yo no quería más, la niña por fin me había tocado.