Reportaje

“Soy desplazada, vivo en la calle” En riesgo madres que buscan a sus hijas e hijos

Angélica Jocelyn Soto Espinosa

Ciudad de México, 16 de mayo 19.- Entre las cientos de madres que este 10 de mayo llegaron a la Ciudad de México para exigir la aparición con vida de sus hijas e hijos, una mujer y su hija sostenían una manta con el rostro de una adulta mayor en él y la palabra justicia.

Esa mujer, llamada Belén, además de buscar a su hermano desaparecido hace seis años, Oswaldo Espejel Guevara, exigía investigar el asesinato de su madre, Cornelia Guevara Guerrero, a quien unos hombres mataron dentro de su casa y frente a sus propios ojos en Tecamac, Estado de México.

Belén, su hija y su madre Cornelia, de 59 años de edad, estaban en su casa cuando tocaron la puerta. Su mamá fue abrir, entraron tres hombres, la encerraron en un baño y la mataron de tres disparos.

Cornelia había recibido amenazas por buscar a su hijo, ya que gracias a sus investigaciones había al menos dos detenidos. Cornelia diario iba a las dependencias de gobierno, donde -sospecha Belén- los agresores la identificaron. Cornelia advirtió a las autoridades que la estaban siguiendo y pusieron a alguien a velar su casa. Esto no impidió que la mataran.

Tras el asesinato, el mismo Fiscal General de Justicia del Edomex, Alejandro Gómez Sánchez, fue a casa de Belén a prometer que le llevaría justicia, pero desde entonces no ha habido nada sobre la desaparición de su hermano ni el asesinato de su madre.

La antesala

Este 10 de mayo, al final del contingente de las cientos de madres que marcharon sobre Paseo de la Reforma, una mujer de lentes oscuros y un pañuelo en la cabeza observaba de lejos el mitin que se organizó en las escalinatas del Ángel de la Independencia. Su playera tenía la foto de su hijo.

Verónica -nombre ficticio por motivos de seguridad- dijo que no subía al Ángel con las otras porque había sido amenazada por el mismo grupo criminal que desapareció a su hijo.

La mujer relató que un día, al salir de la Fiscalía en Veracruz, abordó un taxi. Un hombre se le acercó por la ventanilla y le dijo: “ya no busque, madre. Ya no le busque”. Ella le respondió: si me van a matar háganlo de una vez o déjenme seguir buscando.

Te amenazan, te mal miran, te critican porque piensan que tu hijo andaba en drogas, la maña (como llama a los grupos criminales) te sigue. Son muchos los riesgos. Por ejemplo, nosotras que vivimos en un lugar que hay mucha criminalidad… en corto saben quién eres”, dijo Verónica.

Como ella misma relató, las madres que buscan a sus hijas e hijos se vuelven detectives. “Nos metemos donde no nos debemos de meter. Nos exponemos y solas porque el hecho de que se lleven a un hijo tuyo es volverte invisible para tu propia familia, para los hijos que te quedan y para todo el mundo. Tienes a veces que pagar para que alguien ande contigo”, expresó.

Ella busca a su hijo desde hace tres años. Él tenía 21 años cuando un grupo lo sacó de su casa. Vivían solos. De repente llegaron cuatro camionetas con vidrios polarizados, catearon las casas de una cuadra anterior y luego llegaron a su calle. Ahí se llevaron a dos, entre ellos a su hijo.  

Verónica empezó a buscar respuestas y con ello vinieron las amenazas. Un día estaba acostaba cerca de una ventana de su casa cuando de pronto alguien la encañonó con una pistola. Ahí le dijeron que se habían llevado a su hijo “por equivocación”, que ya no le moviera.

Desde entonces, la mujer salió de su casa. “Soy desplazada. Ahorita yo vivo en la calle, nos quedamos afuera de los Oxxos, donde te caiga la noche, pero tienes que caminar, buscar, no te puedes quedar sentada esperando a que alguien te acompañe, no puedes”, dijo.

Y desde hace 30 días, vive en un plantón en la Ciudad de México junto con otras mujeres afuera de un recinto de gobierno federal. Juntas, las madres se acompañan para exigir justicia y para evitar que en ello les arrebaten su propia vida.

De 2010 a 2019, con Cornelia suman al menos cinco mujeres que han sido asesinadas por exigir justicia por el asesinato o desaparición de sus hijas e hijos.

La primera fue Marisela Escobedo, madre de Rubí Frayre Escobedo, asesinada en 2010 afuera del Palacio de Gobierno de Chihuahua, donde puso un plantón para exigir justicia.  

A ella le siguió Sandra Luz Hernández, en 2014 en Sinaloa, que buscaba a su hijo Edgar García Hernández; luego Miriam Rodríguez, quien fue asesinada en 2017, en Tamaulipas, luego de dar con los asesinos de su hija Karen Adriana Salinas; y finalmente Elizabeth Zepeda, que fue asesinada en 2018 en Veracruz, cuando buscaba a su hija Aline Zepeda.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La Crítica