Latinoamérica

[Letras Púrpura] MUJERES INDÍGENAS Y RACISMO EN MÉXICO. Experiencia organizativa de mujeres ñuu savi en México

Noviembre 2013, Ranchería El Caracol, Riohacha, departamento de la Guajira, Colombia. Foto tomada de la página web de la Fuerza de Mujeres Wayúu. http://notiwayuu.blogspot.mx/2013/10/escuela-de-formacion-mujeres-indigenas.html

Por María Luisa Camargo

“Sabíamos que varias de las mujeres reunidas tenían diferencias profundas y por lo visto insalvables en algunos casos, a pesar de ello, entendimos de manera humilde que el enemigo era otro y debíamos tener el valor y la responsabilidad social y comunitaria de tejer entre todas el mismo susu”. Evelin Acosta, lideresa wayúu.

“Lo personal es político”.[1]Las mujeres Ñuu Savi de Guerrero en México habitan un espacio marginal, de exclusión social y de pobreza extrema. Se ubican en La Montaña, región de difícil acceso, de caminos de terracería que difícilmente son transitados y, en época de lluvia, se tiene que llevar herramienta para rehacer el camino ya que éste se pierde con los arroyos que surcan los cerros, montañas, “Yuku” en tu´un savi. Es importante el vínculo que existe entre el pueblo Ñuu savi de la Montaña con el espacio-territorio de Yuku. Históricamente, el pueblo de la lluvia ha mantenido experiencias organizativas, una de ellas es la Policía Comunitaria (PC).

La PC tiene cuatro sedes y las referencias a su ubicación geográfica, va más allá del espacio-territorio, constituye una significación epistémica debido a que la gente que habita el “territorio comunitario”, al trasladarse a otros espacios, llevan consigo la práctica comunitaria de la justicia. Territorio comunitario es el conjunto de comunidades que se han adherido al sistema de justicia impartido por la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias Policía Comunitaria (CRAC-PC), por lo que respetan el reglamento interno que fue creado basándose en saberes ancestrales de los pueblos que la conforman, en derecho indígena, en marcos normativos internacionales y nacionales y lo llevan a la práctica, así se diferencian de aquellas comunidades que siguen bajo el mandato de las policías municipales. Estas cuatro sedes son El Paraíso, ubicada en Ayutla, parte de la Costa, San Luis Acatlán, ubicada en la Costa Chica, Espino Blanco, que pertenece a la Montaña baja y Zitlaltepec, ubicada en la Montaña Alta, perteneciente al municipio de Metlatónoc. El espacio territorio conocido como Montaña Alta, en el ejido de Zitlaltepec es la sede en la que se genera la experiencia organizativa propia de las mujeres.

En un primer momento, desde el punto de vista académico occidental, la vida cotidiana de las mujeres es de una normalidad regular, parecida a la de otras regiones del estado y a la que llevan mujeres de otros espacios. Se encargan de las actividades domésticas, preparan comida, cuidan a la gente más pequeña, lavan ropa, van al río. Sin embargo, si se sacude un poco la mente, si se lanza una mirada distinta y se la detiene en los modos de hacer, nos encontramos con aspectos cotidianos que están muy lejos de ser de una normalidad homogeneizada, dominada, colonizada.

Las mujeres se saben parte fundamental de la comunidad. Saben que ellas son poseedoras de su continuidad. Las más jóvenes respetan a la gente mayor, pues las nana che (mujeres de más edad) son las sabias, a las que se recurre si hay un dolor físico o del alma. Se busca su consejo, “ellas son las que saben”, dicen. Ese entendimiento es ancestral y se transforma sin perder vínculo con la cosmovisión, el territorio y la estructura de la lengua y sus significados. Es un saber que ha permitido al pueblo Ñuu savi de la montaña de Guerrero existir a pesar de un contexto adverso de colonización y de racismo, contexto que ha sido forjado por el proceso de modernización forzado que se inició con la Conquista y que sigue discriminando, segregando y negando las formas no extractivistas de relación con la tierra, las educaciones no competitivas, las relaciones entre mujeres y las economías de subsistencia colectiva.

Es de resaltar que han sido las feministas quienes se han presentado en diversos espacios para promover la discusión. Sin embargo, se necesita mucho más diálogo, llegar a acuerdos, que aquellas mujeres que somos externas escuchemos y compartamos desde un lugar de no privilegio, ya sea de raza, clase o lugar para así, como lo afirma Márgara Millán “construir y recrear un feminismo que al hablar de la configuración de lo femenino/masculino dirija también su mirada hacia la sociedad que lo produce y lo contiene… es decir, un feminismo que al hablar de las mujeres hable más que de las mujeres.”[2] Los feminismos no han de criticar sólo las prácticas opresivas hacia las mujeres, es necesario ir más allá y criticar el sistema capitalista patriarcal heteronormativo.


Zitlaltepec, Guerrero. Marzo 2012

Desde la experiencia organizativa de las mujeres ñuu savi que habitan territorio de la CRAC-PC se propicia el debate, el diálogo entre saberes que tienen como objetivo final la emancipación.[3] Se hace un llamado a la gente externa a descolonizarse, a despojarse de esa mirada que trata a las mujeres indígenas como subalternas, como oprimidas incapaces de reflexionar sobre ellas, Márgara Millán afirma “la descolonización del feminismo es un proceso continuo más que un resultado. Un camino más que un punto de llegada, una intención siempre en suspenso. Alude, por un lado no sólo a la diversidad de “las mujeres”, sino a su posicionamiento y a su construcción subjetiva en términos de “raza-clase-sexo[4]

El contexto histórico-social que enmarca la vida de las mujeres ñuu savi de la montaña de Guerrero, ha sido determinante para su práctica política. Al tiempo en que nacía la lucha colectiva por la seguridad, significada en la Policía Comunitaria, se expresaba la inconformidad de las mujeres por la situación de opresión patriarcal en la que vivían y viven. Trinidad Sánchez, la primera coordinadora de la organización, ha mencionado en distintos medios que durante las asambleas constitutivas se les pedía a los compañeros no olvidarse de las mujeres y las necesidades específicas que tenían. Recordó que uno de los motivos por el que surgió la PC fue por las constantes violaciones sexuales que sufrían las mujeres. A decir de un comandante de la comunidad de Colombia de Guadalupe: “era común que los hombres no salieran con una muchacha, ya que se corría el riesgo de que fuera violada y, en el peor de los casos, asesinada”.[5]

En efecto, los haceres de las mujeres ñuu savi de la Montaña Alta de Guerrero se enmarcan en un contexto de conflicto social, pero también de fuerte lucha social, vinculada a la exigencia y procuración de seguridad y justicia. Las mujeres han construido una epistemología propia para considerar el mundo, común con la de mujeres de otros pueblos de América Latina, para subvertir el orden hegemónico dominante, que se basa en las relaciones jerárquicas patriarcales. Frente a ello, las mujeres se construyen subjetividades colectivas, que no siempre son pacíficas, lo que no implica que hagan uso de la violencia directa. Queda muy claro para ellas que el carácter comunitario de la organización es lo que ha de prevalecer, por encima de los intereses personales.

Por ello, exigen el respeto a los derechos sociales que tienen implicaciones colectivas, más allá del reclamo por sus derechos políticos. La defensa de la vida misma y de la pervivencia de su pueblo, amenazado constantemente por un poder hegemónico, de carácter liberal moderno, con acciones basadas en un patriarcado comunitario que exige a los hombres ser de determinada manera (fuertes, violentos, armados), ha hecho de la organización de las mujeres, de carácter comunitario, una forma de subjetividad que está rompiendo el paradigma de la liberación individual del feminismo blanco.

Los mandatos de las mujeres que venían del estado o de las ONGs pudieron haberse convertido en otros preceptos de ese colonialismo interno que pervive en la región y que pudo convertir a las mujeres ñuu savi de la Montaña Alta en fáciles víctimas, por su condición de pobreza extrema. Pero esto no fue así.

En el proceso que llevan tienen el apoyo de actores comunitarios importantes, como los integrantes del consejo de ancianos, los principales, quienes en pláticas han sostenido la convicción que el origen de la humanidad es femenino. Hay tensiones, pero la organización avanza. Se ha criticado a algunas feministas acusándolas de divisionistas, en especial porque las personas que llegan con el discurso feminista son externas y lo hacen desde un lugar de privilegio, ya sea de raza o clase, tratando de imponer formas de pensar. Las mujeres ñuu savi han debido y sabido sortear estas dificultades. Llevan la discusión al plano de la individualidad, realizando críticas directas hacia las prácticas patriarcales como la infidelidad y la violencia de los hombres que las marginan, ubicándolas en una discusión política que va del espacio individual al colectivo.

Para Beatriz Gálvez, su accionar político ha tenido como consecuencia que su hijo menor Samuel Ramírez Gálvez, de 19 años, se encuentre detenido en el CERESO de Chilpancingo. Así, sus demandas se han extendido: además de exigir respeto hacia las mujeres y el territorio, busca la libertad de Samuel. La CRAC-PC ha sido constantemente acosada, se han generado conflictos[6] que, como fondo, tienen la intención de dividir para ceder territorio y construir mega proyectos. La organización que hasta el año 2012 se mantenía fuerte, era la CRAC-PC y en sus discursos de aniversario, así como en los foros en los que participaron sus integrantes, dejaron claro que no permitirían la entrada de mineras.[7]

Notas y referencias:

[1] Kate Millet, 1969.

[2] Millán Moncayo, Márgara, “Alcances político-ontológicos de los feminismos indígenas” en Más allá del feminismo: caminos para andar Coordinadora Márgara Millán Moncayo. Red de feminismos descoloniales, México, 2014, pág. 120.

[3] Lograr la emancipación es uno de los horizontes feministas, en la mesa se discutía sobre las mujeres y los problemas que las aquejan, mesa que se organizó en torno al aniversario de una de las organizaciones que ha buscado y logrado en la práctica, la emancipación respecto a la justicia jurídica.

[4] Millán, Márgara. Ob. Cit. pág, 130.

[5] Plática sostenida con el comandante de la CRAC-PC encargado de la seguridad de las personas que nos adentramos a la región de Zitlaltepec, Montaña Alta del estado de Guerrero. Diciembre 2007

[6] El conflicto inicia a partir de que se le da aviso a la CRAC-PC en 2009 de que una minera canadiense, la Hochschild consiguió de parte del gobierno el permiso para explotar y explotar mineral en territorio comunitario, por lo que ingenieros acudieron a la organización para buscar apoyo en cuanto a seguridad, ya que temían internarse en la montaña y no ser bien recibidos. Así, comienza un proceso lento de división, de diferencias que alcanzan su punto máximo en el año 2014 con la detención de varios de los coordinadores y comandantes, entre ellos Nestora Salgado, líder histórica del municipio de Olinalá. Organizaciones sociales y de Derechos Humanos, así como gente de la academia, tienen claro que los intereses que han provocado los conflictos y la división están vinculados con la minería “Dijeron que la CRAC-PC está estrechamente vinculada con la defensa del territorio de la Montaña y Costa Chica, en contra de las mineras y es el único baluarte de los pueblos con la suficiente estructura para oponerse a la explotación de yacimientos y a las industrias extractivas”. Sergio Campo Arista, “Acusan al gobierno de Guerrero de querer debilitar la Policía Comunitaria “fuente La Jornada. 24 marzo 2014.

[7] En la página de internet que hasta hace un año mantenía la comisión de comunicación de la CRAC-PC se podía leer “frente a todos estos proyectos de saqueo, los pueblos organizados en el Sistema Comunitario de Seguridad y Justicia decimos que es necesario dejar de ver la tierra como algo que se puede explotar y envenenar para satisfacer una necesidad, mientras debemos fortalecer la conciencia colectiva de que la tierra es la parte esencial de la vida”. Fuente México Nación Multicultural, pág. web http://www.nacionmulticultural.unam.mx/mezinal/docs/1873.pdf

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La Crítica