Feminismo

Algunas verdades sobre la lactancia

Por Karla Ortíz 


Esta pequeña reflexión surge porque he amamantando por 16 meses y en todo ese tiempo escucho demasiado dos cosas: primero que deje de amamantar y segundo que la leche materna es gratis. Y ambas no son más que confirmaciones de que vivimos en un sistema en el que el cuerpo y tiempo de las mujeres esta al servicio de otros.

Durante más de un año mucha gente cercana a mí se ha tomado el total descaro de hablar sobre mí cuerpo. Sin ningún pudor ni límite he escuchado una y otra vez lo que «tengo que» hacer con mi cuerpo, cuándo debo dejar de amamantar a mi hijo y que lo he lactado por «demasiado» tiempo. He escuchado que soy «una ridícula», «una exagerada», «una sobreprotectora», «una egoísta», que deja a su hijo con hambre porque claro que la fórmula lo llena más», «que estoy como la de Game of Thrones» por mencionar los adjetivos y frases menos violentos. He oído esto por más de un año por llevar una lactancia prolongada.

Elegí completar los 18 meses. Y lo correcto sería decir elegimos, sí, Emilio y yo, los únicos involucrados en el proceso de la lactancia. Establecimos un vínculo que nos dejará cumplir los 18 meses o quizá más, depende del tiempo que tome el destete respetuoso y paulatino que haremos.

Primero, para todos aquellos que se tomaron el atrevimiento de opinar sobre mi cuerpito quiero invitarlos a reflexionar sobre por qué creen que tienen el derecho de dar su opinión acerca de las decisiones que otros toman para sí mismos. Dar de mamar a mi bebé no involucra a nadie más que a mí y a mi bebé. Cuánto tiempo debo hacerlo, cómo y dónde debo hacerlo no es su asunto. Y es que en este sistema patriarcal se permite que otros enjuicien el cuerpo ajeno, sobre todo de las mujeres, bajo un criterio machista de lo que es correcto y lo que no, en el que todos pueden decir lo que piensan sin detenerse. Es invasivo porque NADIE les preguntó SU opinión acerca de MI decisión sobre MIS chichis que dan de comer a MI hijo.

También les sugiero informarse con datos actuales sobre la lactancia y el complejísimo proceso que es y los muchos aspectos que involucra que van mucho más allá de la nutrición. Les dejo algunos temas sobre los que pueden ahondar: fortalece el sistema inmunológico, establece ciclos de sueño, estimula el reflejo del hambre y saciedad, crea hábitos alimenticios, fortalece el sistema digestivo, desarrolla la absorción de nutrientes, ayuda a la dentición saludable, es lúdico y estimula la creatividad y ocio del bebé, crea vínculos sólidos y saludables de apego, fortalece el autoestima, evita el desarrollo de ansiedad y depresión en la edad adulta y un sinfín de etcéteras que están más que documentados en artículos serios. Artículos que no les voy a hacer el favor de pasar porque mi trabajo y tiempo me ha tomado informarme.

Así que con la misma energía y descaro con el que se avientan a hablar sobre un cuerpo que no es suyo vayan a hacer su chamba de investigar y leer para que hablen con conocimiento. O mejor no hablen. Se ven igual de básicos que los antivacunas diciendo que la leche materna sirve sólo hasta los 3 ó 6 meses o el límite que sus ideas y no la ciencia establecen para finalizar el proceso alimenticio. Son los terraplanistas del desarrollo psico-afectivo, porque los bebés no sólo maman por hambre. Ser mamífero ha sido bien explorado no sólo en nuestra especie.

Caricatura de LisbSota

Lo que me lleva al otro punto. NO es pinches gratis. Lleva tiempo y un esfuerzo brutal. Titánico. Pero como el cuerpo de las mujeres existe sólo para servir a otros, pues todo el trabajo que se hace para producir y dar de mamar no es tomado en cuenta, ni valorado, ni productivo, ni mucho menos remunerado.

Sí, lactar es parte de la crianza comprometida, consciente y responsable, pero NO es una obligación y las mujeres NO somos una llave del grifo. La producción de leche es una tarea agotadora, costosa y dolorosa. Tomar vitamínicos, cambiar la dieta para favorecer la producción y nutrientes, dar masajes, tomar antiinflamatorios, adquirir cremas para pezones, conseguir probióticos, comprar el extractor y contenedores de leche, ir a los talleres sobre agarre y succión para que el bebé se alimente de forma correcta y no dañar su estómago. Pufff. Nada de eso es gratis. Y nada de eso sucede sin que se tenga que invertir una gran cantidad de tiempo y esfuerzo.

Hice una lactancia exclusiva por 6 meses, es decir que Emilio sólo comió leche materna a libre demanda por seis meses. Si sigo los datos aproximados sobre cuánto tiempo al día se lacta según cada etapa de desarrollo del bebé hice un estimado de 2460 horas en estos 16 meses, sólo en el proceso de alimentar, porque también tomé talleres y fui a grupos. No he dormido una noche compelta porque Emilio aún tiene ciclos de sueño cortos y ambulatorios. Pero como soy mujer, ese tiempo no es un trabajo, sino amor o algo cursi y romántico o me toma mucho tiempo porque hago algo mal en la crianza y cuidado de mi hijo. Y aún así sigo con todo lo que mi vida profesional, emocional y familiar requiere.

¿Saben? A mí no me parece una locura que a las madres lactantes se les bonifique económicamente o que tengan días de descanso laboral para ocuparse de sí mismas. He dedicado horas de sueño, ocio y trabajo para lactar o bombear. Otros mamíferos que viven en manadas y sociedades complejas relevan a las lactantes en sus tareas o les dan prioridad en el descanso y la obtención de comida. Nuestro tiempo debe ser reconocido y valorado.

Lactar no es gratis, es el tiempo y esfuerzo de una mujer. La crianza saca a mujeres de la fuerza laboral porque no se dan facilidades para que se haga sin que sea agotador y frustrante. Esto deja a mujeres en situaciones muy vulnerables y dicho sea de paso a sus bebés también. Por cierto, dar fórmula no te hace mala madre, y también es una chinga. 

Ilustración tomada de Pinterest

 

*Este texto fue publicado originalmente en el Facebook de la autora y reproducido con su autorización

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La Crítica