Por Estrella-K
Ya no sé en dónde navegar.
Las pastillas me van a matar.
Psicóloga, no te quiero decir la verdad:
tengo heridas que ocultar.
Mamá, dame tu mano.
Dime que todo va a pasar.
No soy la más fuerte ni la más lista.
Soy Ana.
Yo, mi enemiga.
No sé qué pasó.
El mapa se me perdió.
Los gritos se acabaron
y herida me quedé yo.
Estrellita, dime qué hago.
Hace tiempo que el espejo no me refleja.
La comida es mi enemiga.
No tengo escudo ni espada,
pero sí una escuela en la que quiero seguir.
Amiga, entiende:
estaré bien.
No llores. No te preocupes.
Todo ya va a pasar. Yo solo quiero dormir.
No despertar
en mucho tiempo.
No pensar.
No fingir.
No existir.
Pero si escribo,
es porque aún respiro.
Y si respiro,
es porque aún hay algo
que no se ha rendido.
*Sobre la autora: Hola, soy «S» y tengo 12 años. A los 6 años me diagnosticaron TDA y hace unos meses depresión. ¿Las niñas y los niños pueden estar deprimidos? Sí. Mi mamá recuerda que desde los 5 años le decía «mami, me aprieta el cuerpo». Así conocí cómo se sentía la ansiedad, incluso antes de conocer la palabra. He encontrado en escribir mi mejor medicina.