Por Adriana Álvarez, antropóloga, comerciante, madre soltera. Mujer en busca de libertad.
En la sociedad mexicana existe una escala de valores que ubica en dos categorías opuestas a las madres según su estado conyugal. Por un lado están las que maternan en el matrimonio, como el arquetipo de lo deseable y lo permitido; por otro, están las madres solteras, que encarnan la maternidad fuera de la norma.
Cada una de estas categorías crea un estereotipo al cual se asignan actividades, obligaciones, prohibiciones y normas morales que deben cumplirse. El transitar en el espacio público es restringido y fiscalizado a las mujeres en general. En el caso de las madres solteras, están sometidas a un control y vigilancia de sus movimientos por parte de su familia o círculo cercano. La movilidad de las madres solteras en el espacio público, entendida como las actividades, movimientos y desplazamientos que realizan al exterior de su casa, es reducida y restringida por medio de discursos y otro tipo de estrategias.
La madre soltera, en el imaginario del machismo mexicano, es aquella irresponsable con su sexualidad, inexperta y desobligada en el cuidado los hijos; dependiente económicamente, mala administradora del dinero. Es a la que se condena si pide ayuda a las abuelas en el cuidado de sus hijos, si tiene una pareja, si sale a divertirse. La madre soltera no debe hablar mal del padre y debe desempeñar su rol sin excesivo alarde de satisfacción u orgullo de la labor desempeñada. Se espera la dedicación humilde y total a una maternidad idealizada. Se le presiona para que sea la proveedora exclusiva de su hogar, pues no se admite con buen agrado la exigencia de una pensión alimenticia para los hijos, la dependencia económica a sus padres o la incorporación a programas sociales.
Todo lo que tiene y debe hacer es cuidar a sus hijos. Lo absorbente y demandante de la crianza, la dificultad de llevar a cabo estas tareas en el espacio público (amamantar, cambiar pañales, atender y consolar llantos), así como la niñofobia, que excluye a mujeres y sus crías de, por ejemplo, bodas, restaurantes y cines, las compelen al encierro.
La principal razón (y la única justificada socialmente) por la que las madres solteras se desenvuelven en el ámbito público es el trabajo. En este sentido, existen ofertas de empleo destinadas específicamente a ellas, en donde la jornada laboral se puede compatibilizar con la labor de madre, en empleos de medio tiempo o variedades como freelance o home office. Desde luego, son empleos menos remunerados que no permiten cubrir la satisfacción de las necesidades de un hogar promedio. Se insertan también en el sector informal, en el empleo doméstico remunerado, en empresas y negocios, en donde en su mayoría, son trabajadoras subordinadas. [1]
Se consiente que los desplazamientos tengan relación con el trabajo o la vida de sus hijos, si es en su compañía, mejor: todo lo relacionado con la vida escolar, al trabajo de cuidados, lo relacionado con el abastecimiento y producción para la vida cotidiana. En el ámbito de los estudios urbanos, algunas feministas ya han señalado cómo se dan estos movimientos: las mujeres conducen menos y usan más el transporte público; realizan desplazamientos cercanos y a pie; la velocidad del traslado con respecto a la que realizan los hombres es más lenta, pues muchas de ellas cargan a sus hijos u otros bagajes. [2]
El caso específico de las madres solteras no ha sido estudiado, pero cabe esperar un desempeño similar, enmarcadas en las prohibiciones que los valores morales y religiosos les imponen. Por ejemplo, no les está del todo permitido salir por las noches, tener ratos de diversión y socialización para ellas mismas.
Las mujeres actúan y resisten ante estas prohibiciones, aunque desde luego se ven constreñidas por ellas y por la ineludible labor de madre. Se ponen en marcha estrategias para adecuarse a esta situación. Muchas encargan y piden ayuda para el cuidado de sus hijos a parientes y vecinas; hacen uso de las estancias y escuelas con horario extendido; algunas contratan niñeras; otras más llevan a sus hijos a sus trabajos; las hay también quienes no disponen de ninguna de estas opciones y dejan a los niños a cargo de sí mismos. También desarrollan estrategias para burlar la vigilancia y control familiar, para enfrentar los discursos estigmatizantes, para seguir haciendo la vida.
La situación de las madres solteras demanda que se depositen en una sola persona las actividades y obligaciones de la crianza y las de manutención económica. Se conjuntan las actividades que se llevan a cabo tanto en el ámbito doméstico como en el ámbito productivo. Sin embargo, se limita la movilidad de éstas en el espacio público, afectando su vida, autonomía, libertad y sus opciones. Se emplea a la maternidad como un castigo a vivir, criar y relacionarse fuera del matrimonio. Una de las consecuencias directas es el encierro.
Es necesario abordar distintos aspectos y repercusiones de esto, pues en México, 3 de cada 10 madres están en esta situación. No hemos prestado suficiente atención a este tema de manera teórica, en donde por ejemplo, se pueden plantear las siguientes cuestiones: en qué condiciones maternan las solteras más jóvenes habida cuenta que según el INEGI. Siete de cada 10 no reciben ningún apoyo económico de algún programa de gobierno o de alguna persona que vive a un hogar distinto al suyo y habida cuenta que sólo el 15% de las madres solteras menores de 30 años trabajan.
¿Qué tipo de relación guardan estas mujeres con el espacio público? ¿Qué uso y apropiación hacen de este espacio? ¿Qué desplazamientos realizan? En este sentido, se ha reportado que conforme aumenta la edad de la mujer, ésta se convierte en jefa de familia, ¿cómo se da esta transición? ¿Cómo se acompaña la posición en la estructura familiar con el desenvolvimiento en el ámbito público? ¿Podemos delinear algunos patrones?
Desde nuestra cotidianidad tampoco hemos reconocido y señalado las condiciones que los estereotipos de género imponen a este grupo de mujeres. Es preciso reflexionar acerca de cómo nuestras representaciones y preceptos posibilitan o imposibilitan la movilidad de las madres solteras en el espacio público, así como de las consecuencias que esto acarrea para ellas y sus hijas o hijos, tales como menores posibilidades de desarrollo profesional, participación social limitada, escasez de redes de apoyo, entre otras.
Necesitamos promover acciones cotidianas sencillas para que las mujeres a nuestro alrededor puedan desenvolverse y apropiarse más del ámbito público, por medio de ayuda mutua, acompañamientos, actividades que nos involucren y la creación de grupos de apoyo. Imaginar nuevas y diversas formas de ser madre: en donde maternar no esté restringido a un espacio y censurado en otros, donde la maternidad no sea un castigo que se hace en solitario, bajo condiciones que nos imponen desde afuera.
Nosotras somos las agentes principales de esas transformaciones. Empecemos con enunciar qué cosas nos afectan, cómo nos definimos a nosotras mismas y qué necesitamos.
[1] Según el INEGI el 31.2 por ciento de las madres solteras que trabajan, lo hacen en el sector informal; 12.2 están en el empleo doméstico remunerado; 38.6 % están en empresas y negocios. 6 de cada 10 mujeres son trabajadoras subordinadas, 26.2 por ciento trabajan por su cuenta; 2.8 por ciento son empleadoras y 6.6% no reciben pago por su trabajo. INEGI, (2018), “Estadísticas a propósito del día de la madre (10 de mayo) Datos nacionales”. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2018/madre2018_Nal.pdf
[2] Véase, para un acercamiento general, a Paula Soto, “Repensar el hábitat urbano desde una perspectiva de género. Debates, agendas y desafíos”, Andamios. Revista de Investigación Social, vol. 13, núm. 32, septiembre-diciembre, 2016, pp. 37-56 Universidad Autónoma de la Ciudad de México Distrito Federal, México. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=62847468003
Lloré con este artículo, llevo desde el.2014 en un juicio por alimentos y un amparo por la parte contraria para no dar servicio médico a su hija , lleva los mismo.sños desempleado …
Podrían recomendarme una abogada especialista en defender a la mujer y sus derechos?
Me encantó este artículo y creo que podría abordarse más a fondo la temática para saber patrones de comportamiento tanto individual como social. Maternar fuera del matrimonio es, justo como lo define este artículo, un castigo, véase por el lado que se vea y sin romantizar el trabajo de crianza de los potenciales trabajadores y trabajadoras del sistema en el que vivimos.
Las madres solteras solteras o no tenemos un papel social importante y habrá de tomar control y poder sobre él.
Me gustaría saber también si podría escribir algo para este medio, en dónde puedo obtener información?
Soy montañista, escritora, empleada, una paria de lo peor y materno en soledad.
Soy mamá, estudiante,empleada.
Dejé un trabajo con oportunidad de crecimiento y prestaciones, buen salario, para poder cuidar a mi hija, ella va conmigo todos los días desde que inició la pandemien a mi actual empleo informal con menor salario. Pero así estoy pendiente de ella, sus actividades escolares y comemos juntas.
Que buen artículo, comparendo a detalle todo lo que dice. Ojalá se hable más de ello.
Me gustaría que la autora reflexionara sobre la situación de las mujeres ancianas. Sobre cómo estas mujeres son maltratadas por todo el mundo (en especial por su familia) y cómo se espera que cuiden de sus nietos e hijos adultos sin tener un momento de descanso para ellas, aun cuando están enfermas. Es un tema interesante y siento que debería de ser visibilizado.