Feminismo

[Relato] Mi camino elegido

Pintura de Jo March

Por: Flores IBach

 

Recuerdo mi sensación de niña de admirar y amar más a mi papá que a mi mamá. Me da tristeza darme cuenta que a ella la veía pequeña, insegura e insignificante. En cambio, mi papá me generaba fascinación. Él era entretenido, no nos ponía reglas, no nos regañaba como mi mamá. Era relajado, inteligente, gustaba de la música y de los libros. Nos hablaba de política a mi hermana y a mí. También gustaba de la tecnología. En cambio, a mi mamá la encontraba neurótica y depresiva. Sólo lloraba y se quejaba de la vida que llevaba. Además, ya de pequeña tenía la visión machista, pues también recuerdo muy bien que ella quería liberarse de su carga como ama de casa y salía con sus amigas, bebía y fumaba. A mí me daba por llorar. Recuerdo cuando me dolían los oídos y ella no estaba para cuidarme. Recuerdo compadecer a mi padre por “hacer lo que podía conmigo”, mientras mi madre no llegaba de una salida con sus amigas. Recuerdo los retos que le daba mi papá y el gran susto que me daba que él la pudiera golpear. Recuerdo lo que sufría al ver que mi mamá tenía un amante. Eso caló hondo en mi vida e hizo que la odiara y rechazara con todas mis fuerzas. Me sentía abandonada. Recuerdo que ella sospechaba que mi papá también tenía amoríos por fuera del matrimonio, pero como yo no lo veía (como veía sí la infidelidad de mi madre) no me escandalizaba tanto como lo que hacía ella. La encontraba una gran descarada zorra. Me acuso de mi misoginia. Mi padre hizo abandono de hogar y aún así lo seguí amando. Creo que eso marcó una pauta sentimental para relacionarme con los hombres. Quedarme pegada pensando en ellos, esperando que algún día volvieran a buscarme, sin caer que ellos ya no querían estar conmigo y eso debía llamarme a la dignidad.

Crecí con la idea del amor romántico, que ya llegará el indicado. Ya llegará quién me ame. Pronto a cumplir 40 deseo ser la que más me haga feliz. No quiero dramas. No quiero sufrimiento. No quiero historias contadas que me sirvan de excusas para elaborar mis sueños.

Creo que al irse mi padre de la casa hizo mi primer acto feminista. Quedar viviendo con dos mujeres y cuidarnos entre las 3. Después nació mi sobrina y fuimos 4 mosqueteras. Siempre me he rodeado de mujeres. En todo lo que hago y donde me muevo siempre hay más mujeres que hombres. Pese a que tomo consciencia de mi misoginia heredada, también me doy cuenta que el amor y alianza entre mujeres ha crecido. Aunque aún no puedo manejar la idea de que mis amigas son más amigas cuando están sin pareja, puesto que cuando se van a vivir con un hombre ya no es lo mismo. Entonces estoy decidiendo querer sólo amigas feministas y conscientes que debemos ser primero nosotras que la relación de pareja. De hecho, también he ido aprendiendo que en mi círculo tampoco caben todas la mujeres, he tenido que terminar amistades incipientes porque competían por un hombre, o por ser más bonita o por juzgarme por mi soltería y presionarme a creer que tenía un problema por no estar buscando desesperadamente pareja ni querer tener hijos. Creo que esas mujeres no son amigas. Creo que a las mujeres, antes de enseñarnos y motivarnos a “encontrar el amor de la vida”, nos deberían fomentar en crear círculos de mujeres, a los cuales nutrir más que a la “familia”. Creo que cuando las mujeres nos perdemos en ese sueño de princesa falso, nos perdemos a nosotras. Ahora tengo tristeza por una amiga muy libre, linda, inteligente que, al verse tener 36 años y sola, se inventó un amor con un hombre que apenas conoce, a las semanas de salir resultó un embarazo y a tan sólo 4 meses de estar juntos se irán a vivir a la casa de él. Sé que ella no está convencida, pero dice que está feliz y que ojalá yo encuentre pronto a mi pareja para que no esté más sola. Ufff, ¿en qué mundo vivimos? ¿Yo sola? ¿O ella sola? ¿Cuándo nos empezamos a poner en riesgo de esa manera? Porque si nos inventamos fantasías que nunca se ha comprobado que lleven a la felicidad, para mí es riesgo a salir dañadas, aturdidas, desilusionadas. ¿Cuándo se inventó que todas tenemos el mismo destino? ¿Y qué hace que las mujeres no despertemos? ¿Y que nos presionemos a seguir la misma ruta hacia nuestra perdición?…estoy procesando este camino elegido .

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La Crítica