Cultura

[Opinión] Música y feminismo: dos elementos para la revolución

Foto: Visionary Mind

Por Juana Pecadora (@jpecadora)

Cuántas veces me he preguntado ¿de qué manera ser percibe la participación de las mujeres en la escena musical hoy en día?, la pregunta ha sido todavía más constante desde que hace un par de meses asistí como invitada al programa de radio #ElgarageIstmeño, un espacio radiofónico donde se puede disfrutar de buena música.

Cuando los compitas me hicieron la invitación asistí con mucho entusiasmo por dos motivos: la primera, porque hablaríamos de las mujeres y la música; la segunda, y no por eso menos importante, fue porque los conductores son personas muy cercanas a mí.

Cuando me plantearon el tema de la transmisión inmediatamente pensé hablar no sólo de la participación de las mujeres en la escena musical, sino de las propuestas musicales que han surgido desde el feminismo como una manera de reivindicar nuestra participación en un espacio en donde, si bien los hombres acaparan los micrófonos y los templetes; las mujeres hemos sido reducidas a no más que pura mercantilización y consumo masculino de nuestras cuerpas. Sí, así mismo. Y si no, díganme ustedes ¿que necesitan las cantantes para sobresalir en la escena musical hoy en día? pienso que es fácil y no hay mucho que escudriñar cuando todo se ve reducido a “un par de tetas y un buen c… trasero” o, una buena voz en “un cuerpo de la chingada”, donde la voz es su recurso de salvación en una dinámica de pura mercadotecnia salvaje. ¡Claro! si no vendes imagen, por lo menos tienes talento.

Somos las que le cantamos al amor, al desamor, a los hombres, esos seres de quienes tanto necesitamos para vivir, ser y respirar en el mundo. –Ay ajáaaaaa; los mismos que nos golpean y nos matan; ahí está el buen Alejandro Fernández: “Mátalas, con una sobredosis de ternura, asfíxialas con besos y dulzuras”; hemos naturalizado tanto los feminicidios –porque ese es su nombre correcto- que hasta nos dicen que nos van a matar bonito. Pero ¡ah! cuánto los necesitamos. Y si no me creen pregúntenle a Shakira: “(…) pero olvidaste una final instrucción; porque aún no sé cómo vivir sin tu amor”; o a Thalía: “No me enseñaste cómo estar sin ti (…)”; o bueno, si se ponen más “chics” ahí está la Sariñana y su “rómpeme en cachitos bajo la almohada. Amarte duele (…)”

Somos nosotras las que si no salimos semi-desnudas o con la chichi de fuera –como la Jackson en una edición del Superbowl- el espectáculo fue una mierda. Cuánto importa tu talento, tu esfuerzo o tu presencia en el escenario si no cooperas con el público que espera más de ti, es decir, si no les despiertas sus más «bajos instintos» y que son comportamientos construidos en la sociedad patriarcal. Recuerdo un show que fue viral en el medio del espectáculo: el beso de Madonna y Britney en su participación durante el evento de la entrega de premios MTV del 2003 (Video Music Awards), Los alcances mediáticos de tal suceso no se hicieron esperar. ¡Uff!! dos mujeres públicas que se besan públicamente. ¿Cuántes de ustedes creyeron que se trataba de una manifestación política de resistencia a la heterosexualidad obligatoria que nos enseña que las mujeres debemos sólo y únicamente amar y besar a los hombres?, ¿cuántes creyeron que las susodichas estaban transgrediendo la dinámica de la moral en curso?. Nadie señoras y señores. Nadie. Y sabe ¿por qué? Porque era parte del show, porque las relaciones erótico-afectivas entre mujeres es concebida en el mundo patriarcal como la fantasía que todos los machos anhelan y desean cumplir. Imagínese usted “dos mujeres en su cama”, al puro estilo de Cartel de Santa.

La participación de las mujeres en la escena musical ha sido encapsulada en el POP, ¡pues claro! como ya mencioné anteriormente a quién le importa que una mujer tenga talento musical, aquí lo importante es cuánto ($) se puede vender con su imagen. ¡Venga! la palabra mágica: i m á g e n. Las mujeres son cosificadas por el mercado de la música, y su cuerpo se vende al mejor postor. Se trata de una dinámica que ha permeado, incluso, hasta los espacios más “alter”. El sistema patriarcal como el capitalismo –recuérdelo-, no se casa con nadie.

Y aunque mucho de lo anterior sea el pan de cada día de esta pobre sociedad, existen –sí, existen. Y si existen es porque se han construido- espacios desde donde las mujeres nos estamos organizando y, al mismo tiempo, proponiendo nuevos caminos que nos permita resignificar no solo nuestro papel en la música, sino en todos los espacios de la vida cotidiana. Buscamos, entonces, que nuestra participación en la escena musical y en la sociedad sea en sí mismo un acto político, que a nuestra Rabia le acompañen los sonidos de una guitarra, una bateria o de cualquier otro instrumento. Buscamos que nuestra forma de hacer música sea la herramienta que le reviente el cerebro al macho que todes llevamos dentro; que la música sea un grito de rebeldía.

En Oaxaca, Mare Advertencia Lírika ha hecho un trabajo muy bueno a través de uno de los elementos del Hip-hop: el rap, mismo que ella construye desde una postura feminista. En sus rimas la podemos encontrar hablando sobre la desigualdad, estereotipos, violencia de género, sexismo: “Qué belleza la que tú representas bajo de ese traje
¡Qué belleza mujer! Pero que sea más tu coraje
¡No dejes que nadie te pise! ¡que no te manden!
Que lo mejor de ti, no lo oculte el maquillaje…”, nos dice.

Ha producido varios discos de manera independiente; los últimos dos han sido como solista: “Qué mujer” y “Experimental prole”. En éstos podemos encontrar a una Mare que se atreve a denunciar la opresión patriarcal sobre el cuerpo de las mujeres, pero además –en esa poesía hecha música- nos va dando los elementos que funcionan como las herramientas de ese sistema dominante: el amor romántico, aquel que nos enseña a esperar, como Mare enuncia, “al galán de telenovela”, al puro estilo de los príncipes y princesas de Walt Disney; o bien nos revela la manera en que la moda se apodera de nuestros cuerpos marcando e imponiendo estereotipos que debemos (con)seguir para poder “ser” la mujer que esta sociedad quiere; estos mismo estereotipos reproducen las estructuras jerárquicas de dominación, incluso entre las mismas mujeres: “ya deja de tragarte la basura sexista; ya deja de tragarte que es mejor quien mejor vista. Ya deja las revistas, lo que tu vida controla, porque naciste libre y te hiciste esclava de la moda” y agrega “si este mundo es machista es porque nosotras también.”

Se necesita escuchar las propuestas de Mare para que cada quien vaya haciendo sus propias reflexiones. En sus letras, Mare es clara y directa. Sin miedo levanta la voz, señala al macho (hombres y/o mujeres), invita a las mujeres a rebelarse, a caminar juntas, a quitarse la venda de los ojos y a denunciar, a abortar y a no tener miedo. Nos invita a romper con las cadenas que nos han sido impuestas, a poseer nuestra autonomía, a decidir por nosotras, por nuestras vidas; a salir en busca de nuestra propia felicidad, pero sobre todo de construir en ella nuestra Liberta.

Así como Mare hay otras mujeres que también luchan desde sus propias trincheras usando la música y la poesía como armas de guerra: Rebeca Lane, Lúa, La Otra que Lucha, Magda, Las Conchudas, Furia soprano, Gaby Baca, Caye Cayejera, Las Krudas kubensi, De Espaldas al Patriarcado y un sin fin más. A todas ellas, que han marcado una pauta importante en la forma de hacer música, gracias.

Y si quieren echarle un vistazo y abrir su espectro, no solo musical, sino político les dejo por aquí unas rolitas pa’ que disfruten y nos pongamos todxs a reflexionar en lo que escuchamos, pero sobre todo, en lo que hacemos.

1. Mare Advertencia Lírika

2. Rebeca Lane

3. Lúa

4. La Otra que Lucha

5. Magda

6. Las Conchudas

7. Furia Soprano

8. Gaby Baca

9. Caye Cayejera

10. Krudas Cobensi

11. De Espaldas al Patriarcado

One thought on “[Opinión] Música y feminismo: dos elementos para la revolución

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La Crítica