Ella estaba frente a mí,
La encontré en una calle en el centro de la ciudad,
Apenas pude ver sus ojos cuando me miro apresurada,
Sentí su inseguridad,
Su miedo ante algún ruido fuera de lo común,
Sentí su nerviosismo que la hacía caminar rápido,
Se quebrantó la calma de una calle cualquiera mal iluminada
Con su paso, casi trote, casi vuelo…
Ella estaba frente a mí, desorientada
Mirando de una lado a otro,
Buscando una referencia que le resultara familiar,
Tal vez era del interior del estado
Y era la primera vez que debía regresar sola a casa.
Esa chica he sido yo,
Cambiando de acera si alguien me parece sospechoso,
Caminando lo más rápido posible,
Evitando llamar la atención,
Sin notarlo he cambiado mi forma de vestir, cada vez menos escotada,
Y ni se diga de usar faldas cortas.
Esa chica he sido yo,
Sola por una calle desconocida,
Tratando de ahuyentar a los malos augurios, transeúntes morbosos,
He sido esa chica, esperando sola la última colectiva,
El último taxi,
El último autobús, la última en la fila,
Sola sin otra compañía que mi miedo.
Esa chica hemos sido todas,
Todas hemos sido agredidas física o verbalmente
Todas hemos sentido terror,
Hemos sido objeto del deseo irrefrenable de un sujeto,
Hemos atestiguado el desplante machista que dice:
“no eres una persona, por eso no te respeto, puedo tocarte si quiero, puedo violarte, puedo desnudarte con los ojos , eres una cosa, deberías agradecer que te miré».
Todas hemos sido esa chica,
Todas queremos no volver a ser esa chica que va con urgencia abriéndose paso en la urbe, en el campo, entre los paseantes,
Todas queremos dejar de sentir pavor.