Ciencia

[ENTREVISTA] Rapeando para divulgar la ciencia: Araceli Aldana

Luis Fernando García Lazo

Fuente: Djóvenes.org

Isaac Newton escribió alguna vez “lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano”. Tres siglos después, esta aseveración sigue vigente: mientras más se considera que avanza la ciencia, más interrogantes y descubrimientos inesperados aparecen y con ello se extiende infinitamente la investigación.

Sin embargo, en opinión de Araceli Aldana Vázquez, joven estudiante de maestría en Física y divulgadora científica por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), esto es precisamente lo que las autoridades y gobiernos del mundo no terminan por entender: que la ciencia lleva su tiempo y que entre más escarba uno, más se amplían los temas y por tanto más posibilidades de estudio se abren.

La también investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM toma como ejemplo a la nanotecnología, una rama recientemente explotada por las y los desarrolladores y la cual, asegura Araceli, fue estudiada desde décadas antes y apenas hasta el día de hoy se está traduciendo en tecnología.

“La ciencia es caprichosa, a veces puedes no ver los resultados de lo que estudias hoy hasta dentro de veinte años”, asegura.

Tal podría ser el caso de la investigación actual de Araceli: analizar mediciones obtenidas por medio de la espectroscopia de absorción solar en la Ciudad de México para analizar la columna de dióxido de azufre, estudiando los distintos cambios e incidencias que este contaminante provoca o tiene en la atmósfera, tomando en cuenta las fuentes principales de emisión del mismo, como la zona industrial de la ciudad y hasta el propio volcán Popocatépetl.

La espectroscopia es una rama de la Física que tiene que ver con la producción, medición e interpretación del espectro electromagnético saliente, ya sea la emisión o absorción de energía radiante mediante varias sustancias, y tiene aplicaciones en materias como física, química y astronomía.

“A mí me gusta mucho la radiación, independientemente de en qué longitud de onda o de qué energía sea. Primero estudié la radiación de altas energías, ahí vi como se manejaba todo a nivel atómico y también sus aplicaciones, por ejemplo, las radioterapias para la salud”, comparte Araceli.

Después de estas primeras prácticas cambió un poco su percepción y objetivos hacia un estudio más enfocado al medio ambiente, pues tras reflexionar un poco sobre cómo los seres humanos han cambiado las condiciones de su entorno, llegó a la conclusión de la importancia de estudiar estos cambios desde el punto de vista de su especialidad. Es ahí cuando decide enfilar su investigación hacia un nuevo objeto de estudio: el Sol.

Energías alternativas

Actualmente, el mundo atraviesa por una coyuntura en la que el tema en boca de todos es la ecología: desde bolsas reusables para cargar las compras del supermercado hasta el desarrollo de combustibles alternativos; pareciera que ahora todo tiene que ver con evitar el despilfarro de recursos naturales, a pesar de que intelectuales e investigadores especializados vienen previniendo a los gobiernos de las consecuencias de estos abusos desde mediados del siglo pasado.

“Tenemos una fuente de energía natural que está tan cerca y es tan vasta que debemos tratar de entenderla y explotarla”, explica Araceli; “el Sol como fuente de energía podría sacarnos de muchos apuros. Yo creo que el futuro de la energía está en la energía solar”.

Pero para ello se debe empezar por medirla y partir de esa base para determinar las aplicaciones en las que pueda funcionar, nos explica Araceli:

-Considerando el momento actual, ¿crees que el Sol sería una alternativa viable al uso de combustibles?

-Físicamente sí. De hecho es la más importante fuente de energía que provee al planeta. Tengo mucha fe en la energía solar y creo que por eso me dedico a investigarla, porque el futuro va por ahí.

A pesar de que entiende lo benéfico que podría resultar el aprovechamiento de la irradiancia, es decir, la potencia de la radiación del Sol (valorada en 1000 W/m² de la superficie terrestre), Araceli considera que todavía falta mucho para poder ver estos cambios realizados pues “la economía se mueve en torno al petróleo; todavía durante varios años ésta va a seguir siendo la principal fuente energía”.

“Sin embargo”, considera, “debemos, como civilización, ver hacia dónde nos dirigimos, y en ese sentido, trabajar juntos entre científicos y humanistas. Pienso que es buen tiempo de empezar con la energía alternativa, pues también los economistas tienen que ver cómo generar de ello un nuevo modo de producción y una economía estable”.

México puede no ser el lugar idóneo para la práctica científica, pues es claro que faltan apoyos y campo de trabajo para quienes buscan desarrollarse como investigadores de estas áreas. Basada en su experiencia, Araceli expresa que muchas veces no se estudia lo que uno quisiera, sino que se estudian los temas donde haya presupuesto para financiar la investigación.

Y aunque le gusta ser optimista en cuanto a esta situación, considera que al país le hace falta generar más oportunidades, pues “eso también tiene que ver con que México no es de primer mundo”.

Agrega que las instituciones encargadas de gestionar las becas y los intercambios internacionales sí apoyan, pero hasta un tiempo limitado; a pesar de que las investigaciones muestren tener futuro, sólo apoyan si se es estudiante, pero no hay una vinculación y seguimiento, y por ello es que muchos científicos tienen que buscar dónde desarrollarse, así sea en otro país.

Araceli cree que esta falta de apoyos y financiamiento se derivan también de que la ciencia y la economía no están muy ligadas en el país, y eso repercute para que se siga haciendo poca ciencia en México.

Divulgación científica: “lo importante es hacer llegar el mensaje”

Otra de las facetas de Araceli que mencionamos al principio es la de divulgación científica.

Durante la pasada Noche de las Estrellas 2011,  evento de divulgación científica enfocado a la astronomía realizado el 26 de febrero en ‘Las Islas’ de CU, Araceli y su equipo de trabajo tenían su propio stand donde daban pláticas acerca de su labor y explicaban en qué consiste su trabajo.

De sus presentaciones lo que más llamaba la atención de los oyentes fue la manera en que presentaban el contenido: con la ayuda de una pista de música y un video de presentación, Araceli rapeaba los temas y avances de su investigación.

Ella explica que ese rap es enteramente de su autoría y que fue realizado expresamente para ser presentado en esa ocasión, por el tipo de público (niños y jóvenes) que se esperaba asistiera al evento.

“Cuando empecé en la divulgación científica todo se enfocaba a la divulgación escrita, y aunque a la hora de hacer un rap también lo escribes, tienes que tratar de llegar a la gente”, y agrega, “gracias a que uno se diversifica, se pueden aumentar las posibilidades”.

Además, cree que a veces la divulgación científica peca de mucha formalidad por lo que a veces se pierde y no cumple su cometido de llegar al público.

“Aunque el rap está estereotipado de que nada más se habla de carros, mujeres, drogas y joyas, yo creo que el rap es libre, y por eso quise compartirle a la gente y a mis amigos que me ayudaron un poco de lo que yo hago aquí”, afirma la investigadora.

Cuenta que el ánimo y la inspiración para hacer el rap, provino de la influencia de su mentora, la famosa astrónoma y divulgadora científica, Julieta Fierro: “ella dice ‘haz una obra de teatro, o escribe un libro, o lo que quieras, pero que sea algo que le llegue a la gente’… y fue de ahí que yo elegí el Hip Hop, porque creo que como cultura puedes llegar por medio de ella a las personas y decir lo que quieras, porque al fin y al cabo, es como poesía”.

Esa interacción con el público, la posibilidad de jugar con ellos y a la vez conocer cómo las personas en general perciben a la ciencia, es algo que a ella la emociona y la motiva a seguir haciendo ciencia y música, precisamente para hacer sentir a las personas lo que ella misma siente al rapear.

“A pesar de sus dificultades, yo creo que sí podemos hacer música y sí podemos hacer ciencia aunque seamos pocos científicos o pocos músicos. No hay que sentirnos solos ni pensar nada de eso de que somos una isla: hay muchos que necesitamos ser escuchados y también hay muchas personas que necesitan expresarse, y en este país, a pesar de los obstáculos, sí podemos hacerlo”. 

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La Crítica