Política

DIF Querétaro niega indemnización a trabajadora luego de accidente laboral

Alba Calderón

Paulina García quedó con cuadraplejia en un accidente laboral que afectó su médula, cuando trabajaba para el DIF de Querétaro. Aunque prometieron ayudarla, las autoridades estatales se deslindaron de su atención a los pocos meses. Ahora, Paulina sobrevive gracias a la pensión de su mamá, y espera que los tribunales puedan hacerle justicia.

El 15 de mayo de 2016, Paulina iba a entregar despensa a adultos mayores a la Sierra Gorda de Querétaro. Le pidieron ser parte de la gira de la presidenta del patronato del DIF, Karina Castro, esposa del gobernador Francisco Domínguez Servién. Antes de llegar al lugar turístico Puerta del Cielo la camioneta en la que Paulina iba de copiloto empezó a patinar. “El piso estaba húmedo, acababa de chispear”; el chófer, Bernardo Arreola, le advirtió antes de que la camioneta se precipitara por un barranco de 50 metros, “la tengo que dejar ir”.

Ella quedó colgando por el cinturón de seguridad. El chófer la liberó porque temían que el vehículo se siguiera desbarrancando. Dice que ya no sentía el cuerpo cuando el chófer le quitó el cinturón y cayó al piso. Pesaba 72 kilos, su estatura es de 1.72 metros de altura. Él la arrastró con una lona lo más lejos de la camioneta.

Salí con lesión medular. Ahí estuve dos horas más o menos esperando que llegara la grúa, nadie del convoy nos auxilió. El chófer fue el único que me ayudó en ese tiempo que estuvimos en el barranco”, dice Paulina.

Cuando llegó la ambulancia, Paulina no recibió los cuidados necesarios, “les comentó que necesitaba un collarín porque ya no sentía el cuerpo, y me dicen que es buena idea… empezaron a checar si había un collarín, no hubo, me subieron así”.

Los tratamientos

Al día siguiente de su accidente Paulina fue operada de sus cervicales en el Hospital Ángeles. Para el 18 de mayo, cuando terminó su gira en la Sierra, Karina Castro fue a visitar a Paulina al hospital y le prometió todo el apoyo que necesitara por parte del gobierno estatal, y también dijo que se harían cargo de su rehabilitación. Incluso el DIF sacó un comunicado refiriéndose a estas promesas.

La salud de Paulina se complicó porque uno de sus pulmones colapsó, y le hicieron una traqueotomía para salvarla. Luego fue trasladada al Instituto Nacional de Rehabilitación en la CDMX.

Paulina pasó varias días sin saber su diagnóstico, hasta uno de sus hermanos le advirtió que tenía una lesión medular que no le permitiría moverse por el resto de su vida.

Dicen los doctores que, así como estás, que hasta aquí vas a llegar”, recuerda Paulina que le dijo su hermano; pero ella se resistía a creer el diagnóstico. “Yo decía que en seis meses iba a usar tacones, y ya llevo tres años, y sí me pongo tacones, pero es en mi silla de ruedas” dice Paulina, que ahora ha recuperado la movilidad parcial de sus brazos.

Apenas pasaron tres meses del accidente, un compañero del DIF le avisó extraoficialmente que sus quincenas y sus contratos habían dejado de aparecer en la nómina. La familia de Paulina no había tenido tiempo de verificar los trámites y cuestiones legales por atenderla médicamente.

Mandé a mi mamá a que revisará mi sueldo y resulta que sólo me habían depositado tres quincenas”, señala.

Entonces Paulina buscó a Karina Castro para saber por qué había sido suspendido su pago, pero fue atendida por el exdirector del DIF, Juan Pablo Rangel, ahora magistrado del Tribunal de Justicia Administrativa en el estado.

La citaron a una reunión donde le entregan dos contratos para firmar, pendientes desde el accidente, una propuesta de liquidación y un acuerdo de buena voluntad por los gastos que el DIF había hecho por ella, los cuales cubrían las operaciones en el Hospital Ángeles y el traslado y atención en el INR, además de la silla de ruedas, una grúa y ciertas adaptaciones en su casa como una habitación en la planta de abajo, para que Paulina tuviera movilidad. Todo ascendía a 1 millón 300 mil pesos.

Entonces el señor Juan Pablo Rangel empieza a portarse muy prepotente y dice: mira, si quieres firmar firma, sino tú no te apures que yo tengo los recibos de que hice el gasto por ti. Si le quieres preguntar a un abogado te van a decir que todo lo que hemos hecho por ti es de buena voluntad porque nosotros no tenemos ninguna obligación”, recuerda Paulina, sobre las advertencias del el exdirector del DIF. Ella decidió no firmar.

Paulina tuvo una reunión con Karina Castro, donde nuevamente le pidieron firmar la liquidación de su contrato y el acuerdo de buena voluntad, pero esta vez también le ofrecieron trabajo y seguro médico durante la administración del actual gobernador Francisco Domínguez Servién. Le dijeron que si firmaba antes de que terminara el año 2016, también le pondrían una enfermera las 24 horas y transporte privado en Querétaro y la CDMX. Paulina se negó a firmar de nuevo.

En una tercera reunión, Karina Castro fue acompañada por la ahora directora del DIF estatal, Eleamor Hernández Bustos. Otra vez ofrecieron trabajo, seguro, transporte y cuidadora si Paulina aceptaba un acuerdo, pero ella se negó hasta recibir asesoría legal.

Aunque Karina Castro fue cordial y le ofreció estar al pendiente de sus necesidades, en diciembre de ese mismo año, la silla de ruedas que el DIF había donado a Paulina empezó a lastimarla y les solicitó que se la cambiaran. Ignoraron su petición y ella entendió que era un castigo por no aceptar sus acuerdos.

Por esas fechas, Paulina también se enteró que las terapias que recibía semanalmente en el Centro de Rehabilitación Integral  de Querérato (CRIQ) acumulaban un adeudo de 8 mil pesos. Sin embargo, cuando ella quiso pagarlas el personal del centro le notificó que los costos los cubriría Juan Pablo Rangel “de su propio bolso”.

Desde entonces, la atención en el CRIQ ha ido disminuyendo para Paulina, de recibir tres horas de terapia cuatro veces a la semana, ahora sólo recibe una terapia de dos horas cada semana. En octubre del año pasado, Paulina dice que le pidieron “adaptar su casa” para recibir ahí sus terapias, algo que le resulta imposible económicamente a su familia. 

Los costos

Mientras que Paulina intentó hacer una demanda por la vía civil para obligar al DIF a cumplir con sus obligaciones patronales, el Gobierno de Querétaro demandó penalmente al chófer que conducía la camioneta que se desbarrancó.  Lo sentenciaron a pagarle a Paulina 840 mil pesos por indemnización. En la última reunión que tuvo con el exdirector del DIF, le hicieron saber que ese dinero estaba disponible, por parte de la dependencia, pero ella desconfía de estos procesos. 

Sólo en la CDMX, Paulina encontró un despacho de abogados que demandó cumplir con sus obligaciones laborales al gobierno estatal y al DIF a nivel nacional y estatal. Tras presentar su demanda, en donde la defensa de Paulina pidió considerar sus necesidades básicas por el resto de su vida, el exdirector del DIF, Juan Pablo Rangel, hizo una última oferta de trabajo, en la que ella recibiría un sueldo entre 10 mil y 15 mil pesos, durante la administración actual.

Yo sobrevivo porque mi mamá es pensionada, y con su pensión llegamos a la mitad del mes y ya andamos sufriendo por dinero para echarle la gasolina al carro. Mamá se tiene que endeudar para completar cada mes, una cuidadora de tiempo completo no es barata y no alcanza con eso”, explica. 

Mientras se resuelve ese juicio, la defensa de Paulina también solicitó que le fuera otorgada una pensión alimentaria preventiva, para que ella pudiera tener ingresos propios. La pensión primero fue negada por un juez, y cuando la defensa de Paulina apeló ante los magistrados de Querétaro la respuesta fue que ella no había comprobado ser cuadrapléjica o estar lesionada. Ni siquiera leyeron el expediente que contenía testimonios de funcionarios estatales que referían la condición médica de Paulina.

Respuesta del tribunal: pide comprobar la condición de Paulina

Ahí te das cuenta de que hay algo muy turbio que se está manejando, y que las autoridades que tienen que respaldarnos tienen una obligación hacía la ciudadanía. A mi me están pisoteando completamente”, dice.

La resolución de la pensión preventiva para Paulina sigue pendiente en el Tribunal Federal de Justicia Administrativa. El juicio sobre la indemnización laboral tras su accidente sigue en los juzgados de Querétaro.

Dicen que ellos ya dieron por ley lo que tocaba darme. Si ustedes me quitan mis terapias yo me voy para abajo. Los peritos míos y de ellos coincidieron que toda la vida necesitaría terapia… Yo estoy triste porque cada vez yo tengo menos terapia, es algo que necesito, mi cuerpo me lo pide”, dice Paulina.

La vida con cuadriplejia

Actualmente, Paulina depende de una cuidadora profesional y de su mamá, quien es pensionada y tiene 68 años. Paulina tiene cuadriplejia espástica, lo que quiere decir que su médula mal conectada manda órdenes eléctricas no controladas. Los músculos de Paulina se tensan y aprietan sin control.

Para vestirme me cuesta trabajo abrirme las piernas, para bañarme necesito ayuda, para hacer del baño me tienen que abrir las piernas”, explica Paulina sobre su condición.

Tengo horarios para el uno para el dos, me ayudan. A mi me limpian, a mi me cambian las toallas sanitarias, porque mis manos no me permiten hacerlo”, comparte ella, quien anhela recuperar su movilidad, pero sabe que es indispensable recibir más terapias para lograrlo. 

Sé que muchas personas están como yo, y yo quiero salir adelante y tengo la disciplina. Pero las terapias cuestan mucho dinero. Si en el CRIQ con la tarifa de 22 pesos, que es la más baja que a mi me habían dado, ya debo ciertos meses y es un dinero que ya pesa”, explica.

El primer año a mí me tenían que cargar para todo. Si no venían mis hermanos, mi mamá y yo nos teníamos que quedar encerradas hasta dos días o hasta que no venían los de la camioneta del CRIQ y me movían para que me llevaran a la terapia. Sí, era muy difícil ver la cara de frustración de mi mamá, que no podía pasarme de la cama a la silla”, recuerda.

Aunque Paulina ha tenido avances desde el accidente, todavía depende totalmente de los cuidados de alguien más, sobretodo de su mamá, quien también le regaló una perra para ayudarla en sus terapias.

Soy necia, yo quiero salir adelante y voy a salir adelante con silla de ruedas o a pie”, se promete Paulina.

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