Crítica

Crónica de una sesión sobre violencia de género en la UNAM

Amaranta Velázquez

Este es el primer año que la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM da sesiones sobre «violencia de género» a las alumnas y alumnos de primer ingreso. La primera fue en la semana de bienvenida y otra en el transcurso del semestre. Ayer tuve la sesión del semestre, básicamente llegan a una de las clases que están llenas para que así se aseguren de que todos y todas recibamos la información.

Al comenzar la sesión, lo primero que hizo la abogada representante de la universidad fue preguntar si teníamos algo qué decir al respecto o si habíamos presenciado alguna situación; hubo un silencio largo y yo me atreví a decir que este semestre tomamos clases sólo con dos profesores hombres y ninguno tiene denuncias, pero que me preocupaba avanzar a los siguientes semestres y no poder huir de esos maestros. «Maestros con denuncias, muy bien» contestó la abogada y escribió en el pizarrón «maestros con denuncias» para explicarnos cómo podíamos denunciar, aunque luego pasamos la mayor parte del tiempo hablando sobre las sanciones a los agresores.

Las denuncias se pueden hacer con cualquier nivel de violencia, pero la sanción depende de ésta. Si la violencia ejercida es leve, la sanción es una advertencia; si es media, la sanción es una suspensión y la «reeducación emocional» del agresor; finalmente si la agresión es grave, la sanción es la expulsión. Sin embargo, la expulsión sólo puede ser efectuada si el agresor es reincidente y ya pasó por la advertencia, suspensión y reeducación emocional, de lo contrario se le otorga el beneficio de la duda, así, la autoridad universitaria interpreta que él no sabía que dañaba con lo que hacía. Ante la incomodidad de las mujeres del grupo después de conocer esta información, la abogada dijo que nos daría más argumentos y que esperaba que nos convenciera de que denunciar es lo mejor.

Entre sus argumentos nos dijo que la UNAM no puede expulsar a los agresores porque eso va contra el derecho a la educación, recalcó que incluso en la cárcel estudian. Remató afirmando que si la UNAM expulsa al agresor, eso sólo significa que el agresor podría ir a otra escuela a agredir a más mujeres. Ninguna alumna se convenció, pero decidimos seguir haciendo preguntas. Una compañera preguntó «¿si mi novio me agrede, pero él no es de la UNAM, puedo denunciarlo aquí?» la abogada contestó «sí, y nosotros nos encargamos de darte acompañamiento (…) pero, si no lo quieres dejar, porque yo creo que si alguna vez hubo amor pues se puede recuperar (…) luego le dicen a las mujeres violentadas ‘tonta, déjalo’ pero yo no creo eso, entonces les podemos dar terapia de pareja» (¡¡¡¿¿¿???!!!) #nosupekdesir. Todas nos miramos y supimos que no podíamos confiar.

Mural borrado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (Octubre, 2019)

Luego surgió la duda «¿por qué la UNAM no está haciendo nada respecto al caso de la compañera que fue violada dentro del CCH?» y la abogada respondió «decir que no se puede hacer nada está mal, ¿qué creen que puede hacer la UNAM en este caso? sólo abrir sus puertas para que las autoridades hagan su trabajo.»

Después nos explicó lo que sí puede hacer la UNAM cuando denuncias a un compañero: «cuidarte». Una como denunciante puede elegir sus horarios y clases, y el agresor no podrá elegir los mismos, pero eso sólo en las clases, para asegurar protección en los pasillos y demás, la UNAM necesita saber los horarios de la denunciante para que alguien la siga y cuide. «¿qué pasa si un día me quedó más tarde en la biblioteca?» En ese caso la denunciante debe avisar a las autoridades. «¿Y qué pasa con el agresor? ¿también lo siguen? podría agredir a alguien más» Para seguir al agresor no hay personal suficiente, nos dijo la abogada. #denuevoimpeechlesssss

Para este momento era claro que todas estábamos furiosas. La plática parecía no tener sentido porque solo les confirmaba a los hombres que sus agresiones no tendrán castigo. La abogada decidió hablar del Código de Ética de la UNAM, nos explicó cuáles son los 12 valores más importantes (respeto y tolerancia, igualdad, integridad, etc.) y nos dijo que no cumplirlos podrían ameritar expulsión. Hasta la profesora, quién también estuvo presente en la plática, se sorprendió ante las incongruencias. La abogada nos había dicho que por violar no te expulsaban, pero por no respetar sí. ¿Entonces para la UNAM que es el respeto y por qué una violación no entra en «no respetar»?

Finalmente, y sólo porque ya nos había demostrado que no podemos confiar en la UNAM, creímos que no podíamos enojarnos más: «no sé cómo exponer esto, pero en los últimos paros se pintaron varios murales, y curiosamente solo el que tenía a Atenea y a la Victoria Alada besándose fue borrado, no sé si entre en violencia de género, pero creo que fue un acto de lesbofobia, ¿cómo se denuncia esto?» La respuesta fue que la institución lo tenía que borrar por ser un símbolo patrio, se burló de haber dicho que era lesbofobia y pidió que nos informáramos. Una compañera señaló que los símbolos patrios son el himno, la bandera y el escudo.

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