Economía

La copa menstrual desechable o cómo el capitalismo se traga todo

Imagen tomada de Pinterest

Por Alejandra Bolívar

Uno de los grandes beneficios de tener una copa menstrual es que es reusable hasta por 10 ó 15 años y, por lo tanto, reduce el gasto en productos menstruales y además no contamina al nivel que las toallas femeninas y los tampones. Ahora llegó a México, anunciada por la marca Prudence desde 2016, una copa menstrual desechable. Sí, como lo acaba usted de leer, desechable.

Y, claro, es que estas copas representan un gran negocio si pensamos en que no rompen con el ciclo de dependencia y consumo, es decir, siguen siendo exactamente lo mismo que cualquier otro producto menstrual desechable, solamente que emulan las características positivas de las copas reusables, sin tener que pasar por el proceso de lavarlas o cuidarlas. Al final se convierten en basura.

Imagen tomada de Revista Merca 2.0

La marca aprovecha las limitaciones a nivel de control sanitario establecidas por la Cofepris y lo dejó muy claro en una publicación de 2016:

“Cuando se habla de higiene íntima femenina, uno de los temas que ha generado controversia últimamente es si las copas menstruales podrán o no venderse en México. Cofepris, el organismo encargado de prever riesgos sanitarios en nuestro país, se ha pronunciado por una estricta regulación de estos productos en su modalidad «reusable».

DKT al contar con un producto similar se ha sumado desde el inicio a esta iniciativa y en lo particular hemos sometido a todos los trámites necesarios a nuestra propia copa menstrual, con la ventaja de ser un producto exclusivo, desechable y de alta calidad mismo que esperamos comercializar muy pronto para beneficio de las consumidoras mexicanas, una vez que hayamos obtenido el registro correspondiente. “

¿Por qué la Cofepris le daría el registro a estas copas y no a las copas reusables (incluso sacó una alerta sanitaria en 2016)? De nuevo, porque las segundas no representan un negocio millonario. Hay una supuesta preocupación al respecto de que la copa reusable pudiera causar síndrome de shock tóxico. Sin embargo, hay evidencia que apunta a lo contrario y, aún más, si esta preocupación fuera real, se dejarían de comercializar los tampones desechables, para los que sí existe tal evidencia. Viene una advertencia en las cajas, pero eso no impide que se sigan vendiendo.

Las alternativas menstruales como las copas, las toallas de tela, las esponjas y los tampones tejidos no solamente se encaminan al ahorro económico, sino que van mucho más allá al acercar a las mujeres a sus procesos corporales de una manera mucho más amigable. La sangre menstrual, al reconocerse fuera de materiales que cambian su olor, textura, etcétera, deja de ser un desecho que se tira a la basura sin más. Gracias a este cambio existen iniciativas como el arte menstrual o el uso de la sangre como fertilizante para plantas e implica toda una reflexión y reestructuración del pensamiento patriarcal que nos dice que la sangre menstrual es asquerosa. Y no. Asqueroso el patriarcado.

No sorprende que las empresas se traguen las buenas ideas y las vomiten en forma de productos contaminantes. Ha pasado y seguirá pasando porque así funciona el capitalismo, pienso en cómo también ya se abrió la puerta para vender copas reusables en supermercados, con lo cual se intenta desaparecer las economías solidarias creadas por mujeres. El punto es que a nosotras ya no nos convencen, muchas conocemos los beneficios individuales y colectivos de vivir nuestra menstruación como nosotras queremos y no como nos dicen que debe de ser.

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