Feminismo

[Opinión] Anti, contra o poli…pero siempre amorosa

Por Kitzia Montiel

 “El funcionalismo social querría reducir los cuerpos a puros instrumentos de trabajo productivo, valiéndose para ello de una epistemología pseudocientífica que anulase lo irracional del deseo, lo obsceno del placer y lo subversivo de determinadas disposiciones sexuales. Querría encerrar al eros en la reproducción, la escena consabida y el guion establecido. Delimitar muy bien qué es lo que puede hacerse de día y qué lo que puede soñarse de noche.”

Michel Onfray.

 

Las experiencias poliamorosas, contra amorosas y/o el amor libre están presentes todo el tiempo, pero nadie las nombra; así, en el silencio, se garantiza su inexistencia. Y simplemente no quería seguir callando, quería respirar con naturalidad, no sentir una especie de opresión sistemática cuando todo se salía de mi control, o del de ella, no quería seguir negando ese amor profundo por “mi mejor amiga”, ni las ganas de seguir frecuentando y queriendo a ex parejas, ni seguir negando el deseo de aquella mujer que me había invitado a cenar un par de veces. Quería seguir escapándome al campo o a la playa con mi hermana o mi madre sin sentir culpa.

Quería seguir amando a esa mujer con la que hasta ese entonces había compartido tres años de mi vida, es cierto, pero para ello tenía que dejar de amar a todas, a todo lo demás. ¿Qué clase de amor te exige para su existencia el exterminio de todx lx otrx? La respuesta ahora resulta clara: “El amor romántico”. Al comprenderlo, los multiuniversos se abrieron, y di paso a una contradictoria realidad que ahora me encuentro construyendo y explorando.

 La forma en como nos relacionamos, en como vamos colocando pequeños letreros en la frente de las personas que amamos con conceptos tan limitantes como: “mejor amiga”, “hermana”, “novia”, “esposa”, “compañera”, “amor de la vida”, “ex novia”, etc., nos coarta y, me atrevería a decir que, nos duele. Por supuesto, cada uno de estos grotescos letreritos tiene pesos diferentes, porque es obvio que “el amor de tu vida” jamás pesará igual que el de tu “mejor amiga”; nos esmeramos categorizando nuestros discursos amorosos, y claro que el “amor” que no es “romántico”, el amor no sexuado, tiene todas las de perder, puesto que jamás podría tener el mismo valor que con quien te relacionas sexualmente, ya que con este último podrían darse contratos, como el matrimonio, que afianza una vez más el sistema capitalista y de opresión en el que vivimos.

Fue ahí, desde el entendimiento del control disfrazado de “amor romántico” que nubló mi existencia por varios años, que se propició el surgimiento de la necesidad de construir de la deconstrucción, pieza clave de toda revolución. La idea era —y es— volverme a hacer, crear discursos para sanar la herida a partir de la separación de todo lo que había sido . Porque una no es totalmente de una hasta que decide serlo, una es como te dicen que tienes que ser, qué más da si te relacionas afectivo-sexualmente con mujeres, siempre es “entregarse en cuerpo y alma”, es tener que ceder y quitar, siempre quitar. Incluso una decide por momentos jugar a lo “normal”, a soñarse en la cima de un pastel, a coquetear con la idea del “y vivieron felices…” , porque el “sueño rosa”[1] es una idea que ha sido tan bien instalada en nuestra mente y en nuestros deseos, que se vuelve normal y recurrente, hasta que el desconcierto y la incomodidad te obligan a cuestionarte, a cuestionarlo todo.

Y bien, desde la inconformidad una quiere volver a ser, una quiere vivir plenamente en “La fuzzy logic” [2] pero, ¿eso cómo se hace? No hay mucho en dónde apoyarse, muchos artículos, novelas, canciones o películas que hablen lejos de la monogamia, todo es en dos, la leyenda del andrógino, el ying y el yang, el sol y la luna.. No es nada difícil encontrar a “policías románticxs”[3] en cada persona, que defiendan a capa y espada que lo único importante en esta vida es estar emparejados. Y la concepción de pareja conlleva no solo a un submundo lleno de pequeñas derrotas y grandes pérdidas de autonomía, lleva consigo la subordinación, la fusión de identidades. Aunque no sabía a ciencia cierta que la respuesta se encontraba en otra forma de reconstrucción, encontré en el poliamor una manera sana, pacífica y horizontal de militar políticamente ante el asfixiante y acosador sistema heteronormativo.

 «Cuando lo bueno y lo malo son las únicas opciones, puedes creer que no puedes amar a más de una persona, o que no puedes querer de otras maneras, o que tienes una capacidad limitada para amar. Que “muchos” debe de alguna manera ser lo opuesto a “uno”, o que tus únicas opciones son enamorarte o desenamorarte, sin permiso para diferentes grados o tipos de amor.» [4]

En mi experiencia, cuando hablo sobre “poliamor”, una serie de cuestionamientos aparecen en las otras personas. Supongo que se imaginan escenas sacadas de algún libro del marqués de Sade; ya saben, mujeres, hombres, queers, trans, todxs fuera de control, desvistiéndose, comiéndose, fornicando unxs con otrxs, sin ningún tapujo. Por supuesto, en seguida vienen un montón de reproches moralinos y preguntas ignorantes que cuestionan desde el morbo, evidentemente desde el statu quo, desde la hegemonía heterosexual. En algunos casos, cuando lo amerita, me esmero para tratar de explicar desde la experiencia que, si algo tiene el poliamor, es ser una postura ética, la ética de la conciencia, de quien le interesa una misma, la otra, las otras, lx otrx.

Me propuse identificar, categorizar y nombrar —por aquello de la visibilidad—, porque dicha propuesta me convence tanto, y me decidí a nombrarla y a hacer el intento de comprenderla, y revelé que en el poliamor encontré tres ejes fundamentales de acción que estuve buscando durante varios años para la forma de relacionarme conmigo misma y por supuesto con lx demás: AMOR/AMANDO, LIBERTAD/LIBERTANDO, CONSTRUCCIÓN/CONSTRUYENDO, propuestas funcionales para la disidencia que ayudan a la construcción de nuevas interacciones[5] amorosas, todas estas sostenidas y enmarcadas en la matriz más importante : LA ÉTICA.

“El poliamor es un terreno liberado”[6] leí hace algún tiempo. La comprensión de que no existen normas, ni imposiciones para que todos los acuerdos sean formados por las participantes de las relaciones, de que no existen rigurosas etiquetas, y sobre todo de que no existen prejuicios que quiten soberanía ni libertades, se convirtió en esta forma de relacionarme, como instrumento de militancia permanente, porque una decide de quién enamorarse, una decide cómo formar, asumir y crecer en la colectividad. La idea es sumar, es liberarse de la idea de propiedad privada, de comprometernos primero con una misma, después con las otras, y por último con todx lx otrx.

Hasta este punto de mi vida nunca había entendido con tanta claridad y comprensión la frase feminista de Kate Millet “Lo personal es político”.

[1] Nombro sueño rosa a toda la construcción heteronormativa del amor romántico.

[2] “También llamada lógica difusa, es una lógica que propone que la lógica clásica de lo verdadero o falso no refleja la complejidad de la realidad”. Fischer, Amalia. Los complejos caminos de la autonomía. En: Feminismos disidentes en América Latina y el Caribe. Nouvelles questions feministes 244 N° 2, 2005.

[3] Llamo policías románticxs a todas las personas, eventos, situaciones, lugares, que te cuestionan el porqué no estás legítimamente emparejada.

[4] Easton, Dosse; Hardy , Janet W. 2009, Ética Promiscua.

[5] Hablo de interacciones porque el discurso amoroso se quiere categorizar lo que significa, lo que es y lo que no son los diferentes tipos de amores y eso me resulta tan impositivo, excluyente y poco constructivo como cualquier definición de amor romántico.

[6] Neri, Diana. Abc poliamoroso o poliamor/contra-amor para principiantes, Pero… ¿Quién no lo es? 2014. https://www.academia.edu/3653677/Abc_poliamoso_o_poliamor_3_

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