Feminismo

«Laberintos Inexplorados», hablar de las lesbianas del pasado para enfrentar el presente

 

Imagen: Yan María Yaoyólotl, tomada de Animal Político

Por Angélica Jocelyn Soto Espinosa

Ciudad de México,  junio 2018

 

El movimiento de lesbianas feministas –de los más radicales y revolucionarios- lleva más de 40 años presente en el panorama de los movimientos sociales en México. Aunque ha tenido cambios y decaídas, jamás dejó de existir y ahora vive un resurgimiento para enfrentar la violencia exacerbada en la que viven las mujeres. Por su resistencia a ser cooptadas, todos los intentos de ocultar la historia de las lesbianas son retratos de la misoginia y lesbofobia que también habitan este país.

Esto es parte de lo que relata “Laberintos inexplorados. Entre la misoginia y la lesbofobia“, una exposición de la artista feminista Yan María Yaoyólotl Castro que puede visitarse hasta el 1 de julio en la galería José María Velazco, en la Ciudad de México.

Esta exposición –integrada con fotografías, notas de prensa, libros, documentos y propaganda de hace más de 4 décadas, y un video documental– es “una aproximación sobre el territorio simbólico e histórico lésbico”. Estas piezas forman parte del Archivo Histórico del Movimiento de Lesbianas Feministas en México que reunió desde 1976 la también pintora y curadora feminista.

En entrevista para La Crítica, Yan María explicó que el contexto actual de violencia feminicida, trata, desaparición, o esclavitud de las mujeres hace urgente mirar y estudiar a las lesbianas de los años 70, quienes fueron verdaderamente innovadoras, revolucionarias y críticas frente al sistema político de entonces. Sin embargo, observó, el panorama actual demuestra que no existe todavía una emancipación de las mujeres, sino que, por el contrario, la cooptación del feminismo por parte del Estado a través de políticas represivas, la perspectiva de género, la diversidad sexual o las teorías queer ha traído retrocesos en la defensa de la libertad de las mujeres por la que trabajaron las lesbianas feministas.

De acuerdo con la activista, lo que ha hecho el movimiento transqueer al decir que un hombre puede nombrarse mujer es desaparecer a la mujer como sujeto político, lo que lleva a pensar que ya no es necesario un movimiento de mujeres. Estos discursos, además, contribuyen a maquillar las diferentes formas de explotación de las mujeres, la sofistican para que la opresión ya no sea tan clara y así las mujeres acepten “libre y voluntariamente” su opresión. Además, dijo, las feministas heterosexuales no incluyen la historia lesbiana dentro del feminismo y eso también es lesbofobia.

El trabajo de documentación de Yan María es imperdible especialmente porque, como ella observa, la trayectoria de las lesbianas ha estado ausente de la historia feminista, de la historia de México y de la historia de la diversidad sexual, que –detalló- es un movimiento diferente al que iniciaron las lesbianas porque no es emancipador, desdibuja a las mujeres como sujetas políticas, y hace alianza con el aparato estatal. “No es casual que estemos ausentes, se nos ha invisibilizado intencionalmente porque el lesbianismo feminista representa una verdadera revolución en este sistema social patriarcal”, explicó la artista.

La exposición muestra que la actividad política de las lesbianas surgió unida a los movimientos de las personas trabajadoras, las campesinas, las estudiantes y otros grupos sociales, no así a los gobiernos y las instituciones, como el ala feminista neoliberal sí lo hace.

Hemos sido las lesbianas feministas radicales y también las socialistas quienes nos hemos opuesto a la llamada perspectiva de género o enfoque de género porque ha servido para sustituir al movimiento feminista. Este proceso de cooptación surgió porque a las instituciones les pareció demasiado político el feminismo, demasiado de izquierda y demasiado crítico. En cambio, la perspectiva de género intenta suavizar, hacer acrítico, el análisis histórico de las mujeres. No sólo eso, lo hace adaptable a este sistema”, precisó.

La exposición de Yan María hace un recorrido por diferentes etapas de la historia desde 1970 y describe las raíces del movimiento lésbico feministas en los grupos Ácratas, Lésbos y Oikabeth, que –enfatizó- surgieron del movimiento feminista y no del homosexual. También habla del devenir y desarrollo de estos grupos y sus diferencias ideológicas.

La muestra retrata momentos clave en el entorno político mexicano e internacional para el movimiento de lesbianas. Por ejemplo, detalló Yan María, “en la década de los 80 las políticas implantadas por Margareth Thatcher y Ronald Reagan dieron origen a un proceso de cooptación de todo movimiento que era social, independiente, autosuficiente y autónomo, como los sindicales independientes, los obreros, los campesinos, indígenas, migrantes, estudiantiles, y de mujeres. Para los movimientos más rebeldes, los que no aceptaron la cooptación, hubo un proceso de desarticulación, aniquilamiento, desmantelamiento, y eliminación”.

Este proceso de cooptación- dijo- también pasó por el feminismo cuando empezó a recibir dinero de la cooperación internacional, de las iglesias y de los gobiernos a cambio de que abandonaran su carácter político y su simpatía por la izquierda, y se asimilaran a los programas sociales. Esto sucedió porque el imperialismo se dio cuenta de que las mujeres tienen un potencial económico muy fuerte. Inicialmente el movimiento feminista en México, aunque pequeño burgués, estaba aliado a la izquierda y a las organizaciones sociales que luchaban contra el imperialismo. Después de los 80, el feminismo dio un vuelco total y buscó a sus aliados en el Estado y en las instituciones.

Antes de los 90 había tres grandes corrientes feministas a nivel internacional: la liberal (las pequeñoburguesas), las socialistas de izquierda y las anarquistas. En los 90 surgió una cuarta corriente: el feminismo capitalista. La línea socialista prácticamente desapareció cuando cayó la Unión Soviética, la liberal burgués hizo alianzas con el Estado y ahora –con todos los recursos de su lado- domina al feminismo a nivel internacional, y el radical anarquista mantuvo su crítica contra el institucional y señaló que la entrada de hombres acabaría con la autonomía política del movimiento.

En este contexto, el movimiento lésbicofeminista radical, que no se dejó cooptar, fue marginado y muchas organizaciones feministas radicales entraron en un proceso de sobrevivencia económica y se desmantelaron. Sin embargo, el movimiento en general se mantuvo y, al menos hasta el 2000, se llamó feminista autónomo.

Este lado del feminismo ahora está resurgiendo como lesbofeminismo radical porque nos hemos dado cuenta que no se han solucionado los problemas de las mujeres, sino que continúan más fuertes que nunca con el feminicidio, la trata, el turismo sexual, la esclavitud sexual. Las feministas radicales seguimos resistiendo”, explicó la activista.

La exposición se presenta en el marco del 40 aniversario de la salida a la luz pública del movimiento de lesbianas de México; sin embargo, reconoció Yan María, las mujeres jóvenes de hoy en día peligran mucho más, por lo que tienen la responsabilidad ahora de reactivar al movimiento feminista, contactar con el feminismo radical nacional e internacional, y estudiar a las pioneras del feminismo de los 70 en México, “un feminismo innovador que fue a las raíces para develar los verdaderos mecanismos de opresión de las mujeres”.

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La Crítica