Opinión

[Opinión] Después de las elecciones en Estados Unidos: reflexiones e incertidumbres

Mafalda, Quino. Fuente: Actitudfem.com
Mafalda, Quino. Fuente: Actitudfem.com

Por Montserrat Pérez

Desperté con la noticia de que Donald Trump ganó la presidencia de Estados Unidos. Honestamente, nunca pensé que Hillary Clinton fuera la respuesta a un mundo mejor para nosotras. Sin embargo… bueno, pues si la historia nos ha enseñado algo es que personajes como Trump pueden ser terriblemente peligrosos (i.e. Hitler y Franco).

¿Qué pasa con nosotras? Es decir, pienso en las mujeres estadounidenses y cómo inicia un momento peligroso para ellas en tanto su nuevo presidente es un tipo que abiertamente se opone al aborto, tiene acusaciones de agresiones sexuales que además le parecen algo normal, es un gordófobo racista y directamente misógino. Y me entristece.

¿Y el resto de las mujeres del mundo qué podemos esperar? Para quienes de por sí vivimos con miedo a una mayor precarización (y hoy despertamos con una moneda que vale aún menos); para quienes tenemos a otras mujeres a las que amamos ahí y nos aterroriza el panorama de lo que les pueda pasar. Quienes ya vivimos situaciones de conflictos internos que agudizan la misoginia y atentan contra nuestras vidas y cuerpos sexuados de mujeres. ¿Qué pasa con nosotras, con ellas? No sé, tengo muchos pensamientos y emociones que corren por mi cuerpa en estos momentos.

Fuente: Stephanie McMillan

Vi desde anoche imágenes que decían algo como: “No pensábamos que América [sic] fuera tan racista y misógina”. ¿En serio? ¿Como cuándo fue Estados Unidos un ejemplo de integración y seguridad para las mujeres? ¿Qué no han visto sus películas y series de televisión? ¿Qué no, de hecho, gran parte de su pensamiento sobre lo que hace “grande a América” está enraizado en la misoginia y el racismo? ¿No es el mismo país que lleva invadiendo y explotando el resto del mundo sin que le tiemble la mano? ¿Qué no es el mismo país de la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto? ¿O en el que las sufragistas blancas dijeron que preferían cortarse un brazo antes de que un negro votara antes que una mujer (lo dijo Susan B. Anthony)? ¿No es el país en el que tuvo que surgir un movimiento que se llama #BlackLivesMatter (las vidas negras importan) porque la policía está matando a personas de color a diestra y siniestra? ¿No es el país en el que durante el mandato de Barack Obama se deportó 2.4 millones de personas (entre ellas niñas y niños)? ¿No fueron responsables de entrenar a los torturadores durante las dictaduras latinoamericanas? ¿No es el mismo país en el que le dieron una sentencia de 6 meses (que se redujo a 3) a Brock Turner, quien fue encontrado en el acto de violar a una mujer en la Universidad de Stanford?

Es decir, en realidad no hay sorpresa en ese sentido. Estados Unidos es un país racista y misógino, como la mayoría (si no todos) los países del mundo. Porque la misoginia y el racismo (y la gordofobia, el capacitismo, el clasismo) son estructurales. Y responden también a un sistema económico y político que se ha mantenido por siglos gracias a la opresión de diferentes poblaciones. Las clases dominantes (entendiendo también a los hombres como una clase dominante) se han encargado de que mantener dichas opresiones para permanecer en el poder. ¿Quiénes trabajan en las maquilas de las grandes marcas de ropa? Mujeres racializadas e infantes, por ejemplo.

El miedo y la sorpresa vienen ante la incertidumbre, me parece. ¿Y ahora qué? ¿Si esto ha pasado en un año, qué hará en cuatro? No tengo respuestas. Inclusive sé que este texto brota sin mucha dirección porque me siento bastante perdida. No creo que me hubiera sentido contenta con la victoria de Clinton, pero al menos no con esta desolación ante la victoria de la figura arquetípica del patriarcado heterosexual: un hombre blanco (bueno, naranja, en su caso), racista, misógino, neoliberal, ruidoso y violento. Es como una pesadilla.

Fuente: imgflip.com
Fuente: imgflip.com

Inclusive mis conversaciones con las mujeres que amo van entorno a todo esto. Nos preguntamos qué tendremos que hacer para que el golpe económico no nos pegue tanto, yo le envío mensajes a mi mejor amiga que está en California y le pido que se cuide, pienso en mi familia, mi prima, mis sobrines. Hay silencios, pausas, pánico. Inclusive pienso en la posibilidad de qué lugar sería seguro para nosotrAs en este planeta. ¿Adónde podríamos huir de ser necesario? Y no lo sé. Lo que sé es que tenemos que hacernos estas preguntas, que me gustaría saber qué opinan mujeres de otras partes de México, de América Latina, de África.

En general, pienso que vamos a seguir como siempre. Porque nosotras siempre hemos resistido y, como sea, encontramos cómo salir adelante. Pero ese salir adelante implica la sobrevivencia, no la experiencia de la vida digna. Supongo que una estrategia es justamente, buscar alternativas entre nosotras, apoyarnos, amarnos unas a las otras, apapacharnos.

Fuente: bc.marfeel.
Fuente: bc.marfeel.

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