Por Alejandra Navichini

Hace varios años tenía una blusa que me gustaba mucho. Era de color negro, como casi toda la ropa que me gusta. Si lo pensabas mucho, sí, imitaba la forma de un corset. Un corset hecho blusa, sin transparencias y con tirantes gruesos. No tenía tanto escote. Me gustaba usarla. La verdad es que la usaba sin pensar en connotación sexual alguna. Una vez, luego de ir a una fiesta con ella, una amiga me dijo que un tipo le había dicho cosas de mí. Que claramente yo buscaba algo al ir vestida de ese modo.

No sé si primero vino la indignación o el autocuestionamiento. Por un lado, me sentí profundamente indignada. ¿Cómo era posible que ese hombre, que todos los hombres siguieran pensando que se trataba de ellos, que el mundo gira en torno a ellos, que elegimos nuestra ropa pensando en ellos? Yo no recordaba cómo iba vestido. Y su diagnóstico era equivocado: esa noche yo no buscaba nada, ni con él ni con nadie. Supongo que, en el fondo, nada de lo que yo pensara le interesaba. Mis deseos, en ese contexto, eran irrelevantes.

Sé que también vinieron instantes de autocuestionamiento. Quizás enviaba el mensaje equivocado, quizás mi blusa efectivamente buscaba la atención de un hom… –  la verdad es que no. Cada vez que comenzaba a cuestionarme, entendía de forma simultánea que mi elección de ropa sería irrelevante frente a lo que ellos quisieran creer, frente a lo que les conviene creer.

He pensado que nuestra vestimenta será un factor para justificar, a posteriori, una situación que de cualquier modo habría de ocurrir. Un acto de acoso, una violación, o un feminicidio. En esas circunstancias la ropa es un dispositivo más, como el número de parejas sexuales; el consumo de drogas y alcohol; el estado civil; la infidelidad; la hora exacta en la que te encontrabas en la calle; el solo hecho de encontrarte en la calle. En cualquier caso, no es nunca la causa, sino un pretexto mal formulado que alivia a la sociedad. Todo ello lo sé.

A pesar de eso, intuyo que hay significados en la ropa que todavía no termino de explorar. Quién está detrás de su diseño y su manufactura, cuáles son las razones que explican ese diseño, hasta dónde elijo lo que elijo con libertad, de qué formas se mezclan el sometimiento encubierto con la libertad. Aun no tengo las herramientas para responder a estar preguntas.

Por más que lo intente, no puedo abstraer mis decisiones del sistema cultural en el que camino.

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La Crítica